Emprendedoras del Club de la Lavanda compartieron clases con niños y niñas del Jardín 906
Este miércoles, emprendedoras del Club de la Lavanda participaron en las clases de ambos turnos de la sala de 5 del Jardín de Infantes N°906 de la ciudad de Azul, con el objetivo de acercar el proyecto de desarrollo que el club impulsa a nivel local a las instituciones educativas de nuestra comunidad.
En la oportunidad, los niños y niñas tuvieron la posibilidad de compartir una experiencia sensorial con las plantas, conocer algunos de los productos que se elaboran y que tienen como aspecto distintivo la lavanda y aportaron nuevas ideas para crear a nivel local. Compartimos impresiones con Claudia Esteve, María Inés Torterola, Miriam Fornés y Ximena Bengolea que en esta oportunidad expresaron su satisfacción por poder conversar con las infancias del jardín sobre el mundo de las lavandas, el ecosistema emprendedor que se genera en torno a ellas y resaltaron el interés generado por docentes y chicos.
Cabe destacar que el Club de la Lavanda trabaja hace al menos 4 años para que la lavanda se transforme en un objeto identitario de Azul, Chillar y Cacharí y que el entorno que genera sea instrumento de emprendedorismo fomentado desde la educación. Por eso se continuará en el futuro acercando su proyecto a los diferentes niveles educativos de nuestra comunidad.
“El club sueña con poder enamorar cada vez a más personas. Queremos resaltar el interés de docentes y niños y agradecemos el momento compartido. Los chicos sin lugar a dudas nos energizan para seguir adelante con este proyecto que nos encanta y que soñamos sea de largo plazo”, comentaron en la oportunidad las emprendedoras.
“Presentamos a la lavanda para que sea utilizada como elemento para proyectos de huerta, de emprendimientos, medio ambiente y porque no para feria de ciencias. Es tan lindo ver como se interesan, como quieren tocar, oler, probar y contarte sobre ellos, sobre si conocen la planta, o si su mamá tal o cual cosa. Te vas con el corazón rebosante de ternura, gratitud, creatividad, abrazos y risas. Los chicos sin lugar a dudas nos energizan para seguir adelante con este proyecto que nos enamora y que soñamos sea de largo plazo”, puntualizaron las emprendedoras de lavanda.